EL SILENCIO MÁS PROFUNDO

Por Milena Arce

En El Salvador la violencia contra las mujeres es multifactorial  sigue perpetrándose impunemente en el ámbito público y privado mediante la trilogía -el silencio, el miedo y la indiferencia- en los últimos tres años han asesinado a 1,381 mujeres, en de enero a septiembre del 2019 el SIAVG contabiliza 194 víctimas de la violencia feminicida;  aunque las cifras muestran una baja con respecto años anteriores, la sombra de la muerte se manifiesta principalmente en los rangos 20 a los 30 años sus principales asesinos son las estructuras de las  pandillas donde el factor determinante  es tener algún  vínculo con estas o por tener familiares adentro de las estructuras.

Hay un dicho popular que los martes y viernes son negros, en el caso de las mujeres salvadoreñas es un hecho, los datos comprueban que estos días se han vuelto los más violentos para las mujeres ya que en estos desaparecen y las asesinan.  1407 mujeres desaparecieron en 2018 de enero a septiembre 2019; en este ultimo año cada día desaparecen 3 mujeres, siendo la zona central y occidental donde más casos se reportan.

Cuando se hace un abordaje de estos dos tipos de delitos contra la mujer muy pocas veces se hace integral y lo más peligroso, es que no se esta prestando atención a las víctimas secundarias; porque el sistema de justicia no lo analiza por el fenómeno de pandillas, sino que en reiteradas ocasiones lo hace individualmente y no hace un abordaje del patrón de conducta de esta estructura criminal por asesinar a la mujer.  Si al análisis incorporamos que la mayor cantidad de mujeres que desaparecen son mujeres menores de edad, 544 mujeres entre 12 a 17 años fueron reportadas seguidas por la 18-30 años que se registran 417 es un dato muy similar que el de asesinato, lo cual obliga a analizar las dos variables asesinato-desaparecida como un solo fenómeno para buscar entender que es lo que esta determinando esta violencia.

Los asesinatos de mujeres siguen estando presente con menos hechos a comparación de otros años, mientras que el número de desaparecidas va en aumento con cifras alarmantes, puesto que son una minoría las que se logran encontrar y la mayoría casi nunca regresan con sus familias. Es muy simplista asegurar que el feminicidio esta a la baja mientras no se esclarezca el paradero de las desaparecidas.

Hasta ahora las principales tesis que se mencionan, son que muchas probablemente son tratadas interna y externamente, se habla que puede existir trafico de órganos, las que emigran por esta misma violencia social y económica pero no hay un censo que especifique cuantas están con vida y quienes son las que están apareciendo en los cementerios clandestinos, quebradas, fincas, predios baldíos, en las zonas de liberación, sin conocerse la verdadera causa de su desaparición y asesinato.

Reconociendo qué a pesar del esfuerzo del gobierno con su Plan Control Territorial, que busca recuperar las zonas de presencia de estos grupos criminales la existencia de los cogobiernos[1] es una realidad. Estos caracterizados por la informalidad que hoy en día se despliega en un espacio intersticial que podemos caracterizarlo también como para estatal; firmando que hoy en día podemos caracterizar como para estales al encontrarse un vinculo y participación de efectivos estatales y para estatales. Es ámbito de para estatalidad en expansión, es ahí donde la violencia contra la mujer ha dejado de ser un efecto colateral de este modelo de violencia hibrida que ha transformado en un objetivo estratégico del rol de la mujer.

La mayoría de las mujeres que viven estos territorios deciden no denunciar por ausencia de redes de apoyo en sus territorios (comunitario, municipal) la desconfianza y poca capacidad de las autoridades para protegerlas. Esto plantea buscar dar respuesta a está  problemática desde otro enfoque que incorpore  la auditoria  social a través de la investigación enfocada en el análisis de los datos  desarrollar casos  que sean paradigmáticos visto desde el punto de vista histórico, antropológico, jurídico y comunicacional  para  hacer un aporte en una ecuación basada en la  movilización social de  evidenciar como se naturalizando la violencia extrema en  la sociedad salvadoreña que ha limitado la creación de una cultura de defensa y protección activa de los derechos  humanos para procurar  cambios de políticas de estado en favor de las victimas de la violencia feminicida.

Es importante darle rosto y vos  a las victimas de las desapariciones para reconocer que este una violencia que no se borra y que afecta a miles de personas y que el Estado debe de trabajar una política  de tratamiento de las desapariciones como una perspectiva de género; ya que las que más sufren este flagelo son ellas no solo con la que desaparece, o es asesinada sino la que guardan el duelo o se ven obligadas al cuido de los hijos, es importante trabajar una propuesta de reforma  a la Ley  Especial Integral a una Vida libre de violencia para las  mujeres, no se puede seguir haciendo un abordaje del asesinato de mujeres desde la perspectiva actual de la ley si en su mayoría  están siendo relazados por estructuras criminales, tomando los cuerpos de las mujeres como territorios en disputas, es importante mejorar los protocolos de actuación para las instituciones involucradas. 

Durante este proceso debe revisarse si se incorporan artículos sobre las desapariciones de las mujeres para generar una política de estado que contribuya a disminuir, a su vez los organismos de cooperación deben tener ejes claros en lo que puedan aportar a la prevención, empoderamiento. Este fenómeno, es delicado organizaciones que trabajan en seguridad en América Latina hablan de que los carteles de la droga están transformando su negocio a la trata de personas, arrebatándoselo a las mismas mujeres, de la cual existe información que la trata de personas está liderada por mujeres, por lo que se necesita una intervención coordinada con impacto a corto y mediano plazo.

[1] En zonas con mayor presencia pandilleril funciona un cogobierno, una estructura que se erige frente al poder oficial y que es paralela a cargos de grupos delincuenciales organizados, los cuales mantienen sometida a la población, cuya acelerada mutación y crecimiento esconde la verdadera magnitud y gravedad de las diferentes manifestaciones de violencia hacia las mujeres.

Dicha estructura controla entradas a las zonas, tiene los códigos, la vigilancia de los barrios y colonias; infunde temor generalizado, reproduce una estructura machista patriarcal y realiza determinadas acciones que afectan y socavan profundamente la sociedad o sector donde está. Cogobierno es un concepto creado por Enayda Argueta después de estudiar, por más de cinco años y en el territorio, el fenómeno de la violencia contra la mujer.

 

[1] En zonas con mayor presencia pandilleril funciona un cogobierno, una estructura que se erige frente al poder oficial y que es paralela a cargos de grupos delincuenciales organizados, los cuales mantienen sometida a la población, cuya acelerada mutación y crecimiento esconde la verdadera magnitud y gravedad de las diferentes manifestaciones de violencia hacia las mujeres.

Dicha estructura controla entradas a las zonas, tiene los códigos, la vigilancia de los barrios y colonias; infunde temor generalizado, reproduce una estructura machista patriarcal y realiza determinadas acciones que afectan y socavan profundamente la sociedad o sector donde está. Cogobierno es un concepto creado por Enayda Argueta después de estudiar, por más de cinco años y en el territorio, el fenómeno de la violencia contra la mujer.

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