10 de octubre, día mundial de la salud mental
La salud mental se define como un “estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” (OMS, 2004).
Desde el año 1992, la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) con el auspicio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa que este día se realicen acciones que tienen por objetivo llamar la atención de la población, por medio de la concienciación e información sobre los trastornos mentales y las necesidades de las y los pacientes. Para el año 2014, las acciones se hacen bajo el lema “abriendo mentes, cerrando estigmas”, ya que el estigma y la discriminación son claves en las actitudes de la sociedad hacia los trastornos mentales y quienes los padecen.
Según las estimaciones de la OMS, una de cada cuatro personas del planeta (cerca de 1,700 millones de personas) padecerá un trastorno mental a lo largo de su vida. Cuatro de cada cinco personas que necesitan atención en salud mental no la reciben en los países con ingresos bajos y medios.Esta falta de atención, ya sea en el tratamiento de trastornos mentales, neurales o por abuso de sustancias; sobre todo, en los países de escasos recursos, hace que se unan esfuerzos para incrementar la conciencia ciudadana en torno a los problemas de salud mental.
El riesgo de sufrir una enfermedad mental se incrementa si la persona pertenece a los grupos sociales vulnerables, como las personas que viven en extrema pobreza, quienes consumen sustancias adictivas, los migrantes y refugiados, quienes padecen enfermedades crónicas, las niñas, niños y adolescentes en situación de abandono, las mujeres y las víctimas de cualquier tipo de violencia. Al hacer una relación transversal de estos dos últimos grupos, se puede observar que ser mujer y ser víctima de violencia es una combinación altamente nociva para la salud mental, ya que la incidencia de estar expuesta a depresión, uso de abuso de sustancias tóxicas, actos autodestructivos e intentos de suicidio, aumenta. Es necesario mencionar que la violencia psicológica hacia las mujeres es naturalizada en todas las esferas de la sociedad, pues es normal decirle a una mujer que es loca, tonta; incluso, neurótica. Asimismo, es encasillar a las mujeres en los típicos roles de género que la sociedad impone y que, cuando una mujer intenta romper estos estereotipos, se le discrimine y estigmatice como “extraña y rara”. Esta falta de apoyo emocional para las mujeres que enfrentan situaciones de violencia les obliga a mantener relaciones amorosas insanas, aislamiento y ansiedad, llevándolas a la poca confianza en sí mismas.
Hay una relación estrecha entre la depresión/ansiedad y las mujeres en condiciones de violencia, pues la pobreza, el bajo nivel académico, las relaciones abusivas, la jornada doble de trabajo que realizan y diferentes factores orgánicos, las vuelen más proclives a padecerlas.
Por todo lo anterior, se debe apostar por una salud óptima para las mujeres en todas sus etapas de desarrollo. Debe ser una prioridad para los Estados, para las políticas sociales y para los proyectos que se desarrollen en las comunidades, escuelas y centros de salud familiares.
En este contexto, nuestra campaña “Háblame de respeto” destaca en esta fecha el importante rol de las Defensoras de Derechos de las Mujeres. Ellas están capacitadas para brindar en el territorio, de manera inmediata, técnicas de apoyo emocional a mujeres que sufren violencia contribuyendo a disminuir el aislamiento, ansiedad e inseguridad de las mujeres. Una vez que brindan los primeros auxilios emocionales, hacen una referencia oportuna a las profesionales encargadas de la atención integral.